A todos nos pasa. Hay días en los que simplemente no tenemos ganas de hacer nada. No es falta de capacidad ni de talento… es flojera. Ese enemigo silencioso que se disfraza de “descanso merecido” y poco a poco apaga tu enfoque, tu energía y tu disciplina.
Pero la buena noticia es que la flojera se vence con estrategia, no con culpa.
Acepta que la flojera también tiene un mensaje | Dr. David Quiza
Cuando te invade la flojera, no te castigues. Pregúntate:
“¿Mi cuerpo necesita descanso o mi mente está evitando algo que me incomoda?”
A veces la flojera es una señal de agotamiento físico o mental, y necesitas parar. Pero otras veces, es solo resistencia al crecimiento, una forma en la que el cerebro busca evitar el esfuerzo.
Aprende a distinguir entre ambas. Si estás cansado, descansa con propósito. Si estás evitando, actúa a pesar de no tener ganas.
Empieza con algo pequeño (aunque no tengas motivación)
La motivación no llega antes de actuar… llega después.
Empieza con un paso diminuto: levántate, tiende tu cama, toma agua, escribe tres pendientes, camina cinco minutos.
El movimiento físico genera dopamina, y esa dopamina enciende el motor interno que la flojera había apagado.
“No esperes tener ganas para empezar, empieza para tener ganas.”
Mis mejores deseos de tu amigo el Dr. David Quiza
