Cuando estás empezando un negocio, cada día cuenta. Pero si no tienes un plan claro, es fácil caer en el desorden: contestas mensajes todo el día, te distraes en redes o haces tareas urgentes pero no importantes.
¿La solución? Programar tu día. No se trata de llenar tu agenda al mil por hora, sino de dar orden y enfoque a tus acciones.
¿Por qué programar tu día?
- Ganas claridad: Sabes qué debes hacer y cuándo hacerlo.
- Evitas la improvisación constante: Lo urgente no se come lo importante.
- Te vuelves más productivo y menos reactivo.
Ejemplo sencillo de día programado para un emprendedor:
🕘 9:00 – 9:30 AM
Plan del día + café tranquilo (sin redes sociales).
🕤 9:30 – 11:30 AM
Trabajo profundo: desarrollo de producto, propuesta o contenido importante.
🕦 11:30 – 12:00 PM
Revisión de correos y mensajes.
🕛 12:00 – 1:00 PM
Reuniones o llamadas.
🥗 1:00 – 2:00 PM
Almuerzo + breve descanso.
🕑 2:00 – 3:30 PM
Tareas operativas (facturas, seguimiento, publicaciones).
🕞 3:30 – 4:00 PM
Pausa activa o caminata breve (despeja la mente).
🕓 4:00 – 5:30 PM
Creatividad o contenido: ideas para reels, escribir un post, grabar algo.
🕠 5:30 PM en adelante
Cierre del día: repaso, ajustes y apagar la compu.
Consejo final:
No se trata de tener un día perfecto, sino de tenerlo intencional. Incluso si solo cumples el 70%, habrás avanzado más que improvisando.
Empieza con bloques simples, respétalos y ajústalos según tu ritmo.
El caos no es creativo. El orden da espacio a lo que sí importa.